¿CUAL ES MI REALIDAD EN TORNO A LA DISCAPACIDAD?
Partiendo de la intervención realizada por la fisioterapista Lina Rengifo en nuestro espacio cuidador (zoom) de los viernes, queremos retomar este tema que sabemos es de especial interés para miles de cuidadores dedicados a la atención de personas con algún tipo de discapacidad.
¿Cómo recibimos la noticia de un diagnóstico al nacer un hijo con discapacidad? ¿O cuando un accidente o una enfermedad generan una condición que limita la funcionalidad de un familiar? ¿Qué sentimos y cómo afrontamos esta situación que nos convierte en cuidadores de esa persona por tiempo indefinido? ¿De qué manera transforma nuestra vida?
Los cuerpos del ser humano.
Cuando se recibe la noticia inesperada de la situación de discapacidad de un familiar, suele desencadenarse una crisis que conlleva cambios profundos en la dinámica familiar, en las rutinas diarias y en las relaciones interpersonales. Rabia, rechazo, impotencia o culpa son algunas de las emociones que suelen aparecer. Surgen preguntas como: ¿Por qué a mí?, ¿por qué a nuestra familia?, ¿qué hicimos mal?, ¿qué vamos a hacer ahora? Estas reacciones son completamente normales y se expresan en los diferentes planos que conforman al ser humano.
Estos cuerpos son:
Cuerpo físico: Estamos acostumbrados a vernos como un cuerpo físico que es la estructura material visible, asociada con la acción y el movimiento, pero la realidad es que desde un enfoque más profundo y desde un nivel holístico, podemos ver que existen otros cuerpos.
El cuerpo emocional: Ligado a las emociones básicas tales como alegría, tristeza, miedo, asco y las emociones complejas, como la ansiedad, culpa, envidia, amor entre otras.
El cuerpo mental: Donde residen los pensamientos, la razón y capacidad de razonamiento. Es decir, es el cuerpo que da forma y estructura a todo lo que hacemos.
El cuerpo espiritual: Asociado a la conexión con la sabiduría y la trascendencia. Como me relaciono yo con mi ser, con las situaciones que me afectan.
El cuerpo astral: asociado a la energía y la vibración.
Todos estos planos del ser interactúan entre sí frente a los distintos eventos, tanto positivos como negativos, a los que estamos expuestos como seres humanos. En situaciones como la noticia de una discapacidad en el grupo familiar, suelen manifestarse diversas reacciones emocionales y psicológicas propias de este proceso.
Shock: La primera reacción ante una noticia traumática, suele ser de incredulidad y conmoción.
Negación: Ante el diagnóstico inicial de una discapacidad en el entorno familiar, es normal adquirir una postura de rechazo y consultar otros especialistas con la esperanza de que el diagnóstico sea errado. Aceptar la nueva realidad es muy difícil por lo tanto una reacción típica es la negación y la desesperanza. La sensación de que el mundo se vino encima y que no hay nada que hacer invaden a la familia.
Duelo: Los familiares tienden a vivir sensaciones parecidas a las que se viven cuando un ser querido fallece y se genera desolación e impotencia ante los planes futuros que se tenían con esa persona.
Estrés y ansiedad: Adaptarse a la nueva realidad, genera niveles de estrés y ansiedad muy altos no solo en la persona que recibe la noticia sino en toda la familia. Se vive mucha angustia y no se percibe un horizonte claro.
Culpa: Algunas personas pueden experimentar sentimientos de culpa, preguntándose si pudieron haber hecho algo para evitar la discapacidad. También se tiende a culpar a la persona responsable del cuidado, manifestando que no hace lo suficiente para atender la persona a su cuidado.
Problemas familiares: La atención de una persona con discapacidad dentro del núcleo familiar conlleva muchos cambios en la dinámica diaria, alterándose horarios, trabajos, actividades sociales que crean muchas molestias, peleas y aislamiento social. Las reparticiones de tareas dentro de los miembros de la familia a veces son mal recibidas y causa de grandes enfrentamientos cuando no se logra una adaptación adecuada a la situación.
Estrés financiero: Los gastos relacionados con la discapacidad (medicamentos, terapias, adaptaciones en el hogar, etc.) pueden generar problemas económicos.
Oportunidades:
Podemos encontrar oportunidades en todas las situaciones que experimentamos en la vida y esta es una de ellas. Una vez recibido el diagnóstico, y aceptada la nueva realidad, se pueden fortalecer lazos dentro del grupo familiar. Sí bien es un proceso que requiere tiempo y un manejo adecuado de la situación, es un momento de reestructura la dinámica familiar, para asegurar el bien estar de todos.
¿Cuáles son esas oportunidades?
. Apoyo profesional: No pretender manejar solos la situación. Contar con el apoyo psicosocial de profesionales, no solo facilita la elaboración del duelo, sino que también ayuda a desarrollar las capacidades necesarias para afrontar adecuadamente la situación de una persona discapacidad y adaptarse a los cambios.
. Creación de un futuro: A partir de sus capacidades, cada persona con discapacidad puede proyectar su futuro, potenciándolo con los procesos de estimulación y rehabilitación que recibe.
. Pronóstico: Frente a los pronósticos, muchas veces negativos, catastróficos y desacertados no desfallecer. Miles de casos nos demuestran que nada es imposible, y la constancia, la fe, el trabajo de diferentes aspectos nos van llevando a lograr grandes cambios que nos llevan a otra realidad, lo que no implica que la discapacidad desaparezca, pero si la percepción frente a ella.
. Aceptación. Cuando se acepta que un familiar tiene algún diagnostico o algún tipo de discapacidad y que puedo crear un futuro positivo, la percepción de la situación cambia. Es un proceso que permite ir descubriendo posibilidades a través del autoconocimiento y de la autogestión.
No es fácil llegar a una realidad de aceptación, pero si se trabajan el cuerpo físico, el mental, el emocional el astral y el espiritual podemos lograr cambios de impacto en mi percepción y a ese estado de comprensión
El cuerpo físico es el más fácil de trabajar. Alimentación sana, ejercicio físico frecuente.
El cuerpo energético se trabaja realizando ejercicios de respiración todos los días y también cuando se presentan momentos de angustia y estrés. La atención plena en la respiración nos lleva a una pausa de calma y tranquilidad y si se practica en contacto con la naturaleza es más efectiva.
El cuerpo mental es que el más se debe trabajar. Si lo atendemos de una forma adecuada, con técnicas como programación neurolingüística y /o terapias de coaching, entre otras, nos ayudan a mantener una realidad de aceptación y buen manejo y a evitar las creencias limitantes. Igualmente se deben crear pensamientos positivos y realizar visualizaciones hacia el futuro donde nos proyectemos como queremos estar y como queremos que esté esa persona al cuidado. La compasión es otro aspecto importantísimo para considerar; importante sentir la compasión hacia los demás, pero debemos poner en práctica la autocompasión es decir ser compasivos con nosotros mismo ante las dificultades que se afrontan en el cuidado, y reconocer el propio sufrimiento y limitaciones.
Parte del manejo del cuerpo mental, está el poner límites en el cuidado; no se puede trabajar 24/7 ni mucho menos acostumbrar al grupo familiar que siempre estamos disponibles. Establecer horarios de descanso y de recreación que sean respetados por todos son necesarios para nuestra salud mental.
El cuerpo emocional controla como su nombre lo dice las emociones. Para auto gestionar una emoción simplemente la identificamos, la dejamos que se exprese, la sentimos y analizamos que representan en mí y la dejamos ir. De esta manera genero un aprendizaje y al gestionarla evito que interfiera negativamente en el resto de los cuerpos. La recreación también forma parte de este cuerpo emocional ya que genera endorfinas que hacen que me sienta mejor y más feliz.
En cuanto al cuerpo espiritual, es la manera como me relaciono con la situación. Cuando hago consciencia y cuando comprendo esa situación, identifico la manera como me relaciono y me expando a los demás.
Conclusiones:
Este control adecuado y comprensión de cada uno de los cuerpos nos conduce a una realidad diferente a la experimentada cuando se recibió el diagnostico. Es una realidad trabajada desde nuestros sentimientos, emociones, pensamientos y desde la consciencia espiritual que nos lleva a la aceptación de lo que se presenta, sin oponernos. Implica reconocer y abrazar la realidad tal como es, sin intentar cambiarla o resistirse a ella.
Bibliografía:
. Revista divulgación científica/salud y bienestar. El cuerpo un complejo en el que confluyen el pensamiento y las emociones.
. ICBF. Consejos para afrontar la llegada de un niño con discapacidad.
. Participación en espacio cuidador de PROPACE de la Fisioterapista Lina Rengifo disponible en @Fundaciónpropace. ( You tube).
- 03/09/2025