ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

En los años 90 la Organización Mundial de la Salud (OMS) acuñó el término "envejecimiento activo" buscando que todas las personas incorporen desde sus primeros años de vida, hábitos saludables a nivel físico y emocional con el propósito de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez, y continuar participando en la sociedad según sus necesidades, gustos y capacidades dentro de un entorno social favorable.

A medida que la tasa de fertibilidad ha ido disminuyendo en grandes proporciones y ha aumentado la longevidad de las personas, el termino envejecimiento activo ha ido transformándose por el termino envejecimiento saludable, centrándose en mantener y fomentar la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional es la capacidad de una persona en condiciones controladas de aprender, crecer, y tomar decisiones, realizar tareas y actividades que son necesarias o deseables en su vida y mantener relaciones y contribuir con la sociedad.

Es claro hoy en día que el discurso sobre la vejez es un discurso positivo, y necesariamente la sociedad debe interpretar este término de una manera diferente, pues históricamente se ha identificado a la persona mayor como una persona en declive, que está en su última etapa y por lo tanto requiere mucha paciencia y cuidado.

Cuando vemos el adulto mayor como un ser activo dentro de una dinámica social, inmediatamente estamos generando algo que se llama prevención. Hoy es perfectamente posible que una persona de 62 años y más, todavía pueda vincularse en actividades de orden laboral.  Muchas organizaciones enfocadas hacia el adulto mayor, están preocupadas por brindar capacitaciones a las empresas, para mantener y/o vincular a las personas mayores y mostrarle los beneficios no solo en términos de experiencia y/o financieros sino también en términos de responsabilidad, para que no sean despedidas.

La Jubilación no es la entrada a la vejez.

Igualmente debemos entender el concepto de “jubilación” de una manera diferente. Al aproximarse la edad de jubilación muchas personas empiezan a presentar miedos ante la perspectiva de entrar en un declive laboral, porque piensan que van a llegar a un espacio donde deben empezar a cuidarlos, vigilarlos y a restringirles actividades cuando aún se sienten físicamente muy saludables y activos. Esto en gran parte se debe a que tradicional y culturalmente hemos considerado que la edad de jubilación es el anuncio de la llegada de la vejez, y que por lo tanto empezamos a enfrentarnos a una sociedad que ha generado muchas barreras hacia la dinámica de un adulto mayor.  La edad de jubilación oficial no es más que un simple referente.  Jubilar no debe ser sinónimo de “viejo” ya que, en la mayoría de los casos, las personas todavía tienen muchos años productivos por delante, aproximadamente entre 10 y 15 años más, cuando ya es más factible que se presenten algunos signos de vejez.

Por esta razón debemos trabajar la resiliencia desde la juventud y la adultez, es decir la capacidad de enfrentarme a los nuevos cambios y de resolver. Este enfrentamiento con determinación y seguridad nos ayuda a definir nuestra proyección de vida, a que me voy a dedicar ahora que estoy retirado, que actividades voy a mantener o cuales voy a cancelar. Este manejo saludable de esa etapa nos evita alteraciones a nivel psicológico y obliga a su vez a los que nos rodean y a la comunidad a ver que la vejez no significa la aparición de enfermedades, que no es el declive de la salud, ni el retiro forzoso de los escenario laborables; esas actitudes que aun hoy persisten en muchos ambientes y el manejo que se le da al adulto mayor, han causado el aumento de enfermedades neurodegenerativas, aumento  de diagnóstico de enfermedades demenciales,  de enfermedades relacionadas con la salud mental y con  depresión, aumento de consultas por pérdida de memoria, por ansiedad y porque definitivamente la  estimulación y función cognitiva se queda  centrada únicamente en atender una enfermedad y en visitar un médico que pueda atender esa  enfermedad.

Por supuesto la presencia de diferentes tipos de enfermedades tiene mayor prevalencia en las personas mayores debido al normal deterioro, pero no podemos centrarnos en la enfermedad de estos adultos, sino preocuparnos por facilitarles procesos dinámicos, dentro de un manejo emocional saludable.

¿Entonces que es la vejez Saludable?

Se describe como un proceso complejo de adaptación a los cambios físicos, sociales y psicológicos a lo largo de la vida. Es complejo porque se están rompiendo patrones que nos habían inculcado frente al envejecimiento y comprendemos que vejez no es igual a enfermedad y que es imperativo comenzar a pensar en prevención, y como puedo vincularme a diferentes espacios y grupos que nos brinden distracción, socialización, actividades, intercambio de pensamientos etc., y así llevar una vejez activa y saludable que me evite aislarme y que me evite diferente tipo de enfermedades.  

El envejecimiento saludable es un resultado positivo en la salud, puesto que las personas conservan la capacidad de funcionar bien y de adaptarse a los desafíos del ambiente para su capacidad física, sus funciones fisiológicas, cognitivas y del sistema inmunitario.

No podemos quedarnos centrados en la imagen del abuelito sentado en un sillón día tras día, que pierde funcionalidad y a quien hay que vigilar permanentemente para evitar que le pase algo. Claro que requiere cuidado, pero sobre todo requiere mucho amor, respeto por su independencia y apoyo para que continúe realizando todas esas actividades que disfruta plenamente, darle ánimos para que desarrolle su creatividad en diferentes áreas, fomentar sus amistades y no coartarle su libertad.  Debemos ver la vejez dentro de ese concepto saludable y proveer espacios seguros y amables  para los adultos mayores.

 Es imperativo que los países se preocupen por exigir en todos los centros educativos, una adecuada formación sobre la importancia de la prevención del cuidado en todos los aspectos, implementando hábitos de vida saludable, para que cuando se llegue a esa etapa de la adultez mayor, estemos preparados desde la niñez, física y mentalmente para disfrutarla.

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